martes, 1 de julio de 2014

                       Capitulo 4 - Sinapsis de un rejunte

Mi manifiesto siempre es una ausencia, o varias ausencias. Si me deprimo, me deprimo; nada mas me interesa. Es un hueco dentro de un hueco, dentro de otro hueco mas; un hueco con aroma a manzanilla, manzanilla de la infancia, seguro nunca la recolectaste fresca en un baldío, por lo menos no como yo, en mi infancia, dentro del hueco.

Cada quien me hizo lo que soy, me lleno de espinas rotas que no pueden lastimar a nadie, ni en defensa de mi pensamiento, ni de mi intelecto, ni de mi propio amor o el ausente. Es como si llevara un cartel colgado del cuello donde me critico a mi misma, para ahorrarles el trabajo a algunos tantos y que pasen de pagina enseguida.

Un resentimiento que me congestiona la vida, como he dicho en muchas oportunidades cambiando el sustantivo, si es que es un sustantivo. No se si alguna vez a alguien le intereso que supiera sobre análisis sintáctico a pesar de verme quemarme las pestañas sola en mi cuarto. Mi malestar respecto a eso lo supere el año pasado, cuando me di cuenta que mis fallos son solo mis fallos.

Si diéramos ordenes a nuestro ser de hacer lo que manifiestan por dentro, de infringir los pensamientos ajenos y buscar una propia cuerda, subir al techo de nuestro espíritu e irradiar un aura propia, que nos lleve por los caminos correctos o incorrectos, lo que vos dispongas entre el llanto, la risa, la cuerda y el techo.

Mi manifiesto siempre es ausencia.


miércoles, 31 de julio de 2013

Capitulo 3 - El fantasma pálido

Existió, en el mundo del revés, un señor que piensa en vano, camina en vano, vive en vano y lastima en vano. Se sabe de él que se oculta tras tres puertas, una de las cuales es una reja, pero no crean que esta pagando tras ella, no, no. 

Con su mirada puede poner de rodillas al mas erudito artista, por toda la eternidad. La vida del mártir llama la atención, cuando no pisa una cabeza se la deja pisar, y la historia que no encuentra su principio tampoco encuentra su final. 

Y entre montañas de ceniza blanca se pone a pensar, su moralidad tan alta lo confunde con el dulce ronroneo de un gato. Grita sus ideas paradójicas a unas cuantas columnas de ladrillos baratos que lo aplauden, desintegrando sus inestables materiales con cada aplauso perdido. De nuevo, no crean que paga por ello, no; la vida del cómico se parece bastante a la de Dios, sin faltarle el respeto.

Existió, en un bello lugar, recóndito en la imaginación de una paloma blanca, una cara de muchas caras. Mientras representa sus múltiples papeles, deja migas de pan para que los niños inocentes lo sigan. Envueltos en tinieblas lo acompañan hasta que la verdad cae por su propio peso y es, recién entonces, cuando se sienta en una gran cama de plumas rosas a meditar una nueva táctica, para seguir destrozando el mundo, un poquito mas. JUDAS.




martes, 30 de julio de 2013

Capitulo 2 - El mensajero y su mensaje

No lo vi llegar. En parte si (muy ocultamente) y en parte no (realmente). Estaba en un momento de la vida donde miras por la ventana para contemplar el mar infinito, su red de olas que jamas se tocan; te alejas de la ventana y lees algo al respecto. Resulta ser que así es como se pasan las horas.

Casualmente la ventana estaba abierta. Al levantar la mirada no me sorprendió ver una brillante luz interceptando los rincones de mi casa, moviéndose entre las sombras, deshojando las melancolías que me acompañaban desde hacia un largo rato. Supongo que las banalidades dejaron de tener consuelo, no porque no lo necesitaran, si no porque perdieron importancia.

Fue entonces cuando conocí el mensaje. Sinapsis por aquí, sinapsis por allá. El "despertar de la conciencia" puede ser relacionado vivamente con lo que me pasó en esos días, pero lo descubrí mas tarde, al entender que me conmovió mas el mensajero que el mensaje.

Ahora, siempre dudando al respecto, investigo muchas ciencias a la vez. Despierto recordando todo lo que soñé, y puede ser que lo que sospecho sea, aunque no esté materializado puede comprenderse que esta engendrado. 


domingo, 28 de julio de 2013

Capitulo 1 - La misteriosa forma de ser

Si pienso en tener una oportunidad empiezo a sentir espasmos tremendos en el cerebro y en mi corazón, no puedo orientarme ni en el dónde, el cómo, cuándo, qué. Nada. No sé nada. Tal vez lo único que sé es que puedo llegar a tener una oportunidad, pero tal vez, si no encuentre alguna disposición que me defina, no pueda reconocerla y la deje pasar, rápidamente, "como el Tour de Francia".

Necesito que la vida me dé una señal, lo que sea. Prometo ser sumamente perceptiva, estar atenta, interpretarla como si se tratase del enigma mas intrincado que exista. No puedo seguir confiando mi rumbo a mi mente, no se si crea destinos o pesadumbre, con sus sueños, pequeñas ilusiones y hasta utopías que, a menos que crea vivamente en que van a suceder, me asustan.

Voy a creer, eso sí, en que estaré sentada en un gran umbral, con la cara directa al sol, descalza, repartiendo mi tiempo entre todas las amorosas virtudes y defectos que me corresponden, feliz, en mi mundo compartido. Voy a creerlo, o todo puede resultar muy mal, como una gigante eclosión entre mi propia persona y todo lo que nubla mi pensamiento.

Esto es una crisis, pero una crisis que termina en iluminación, y según tengo entendido, se siente fantástico.